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Foto del escritorFernanda García

Ni aguanta nada la alcaldesa de Tulancingo.

A penas están por cumplirse tres meses de la administración de Lorena García Cázares como presidenta municipal de Tulancingo y ya no quiere ser alcaldesa y todo por culpa de quienes sacaron sus trapitos al sol.


La morenista creyó que la contratación de familiares pasaría desapercibido, pero no, pues se dio a conocer que tenía en la nómina del municipio hasta al gato, cuando la ley puntualmente refiere que no pueden entrar familiares a la nómina gubernamental.


Si bien lo malo no es dar trabajo, lo malo es que muy probablemente solo querían vivir del erario y ser un aviador más, de esos que Morena juró exterminar.


Pero bueno, nada nos debe de espantar porque todos los políticos, sea del color que sea, es así, meten a familiares parásito a la nómina para que sigan sin trabajar, pero recibir un sueldo por ello.


Por nadie me podrá decir que los familiares renuncian a sus trabajos para aparecer en la nómina por cuatro o tres años; o peor aún, están los cínicos que siguen en sus empleos, pero cobrando doble por solo realizar un trabajo.


La alcaldesa negó tres veces, como Judas a Jesús, que tuviera familia en el ayuntamiento, pero el secretario de Contraloría Álvaro Bardales Ramírez, confirmó la información al asegurar que en Tulancingo había actos de nepotismo por ese asunto.


Ni siquiera le sirvió a la alcaldesa su comunicado en donde desmentía todo, porque le llovieron de reclamos y demás por su nepotismo.


Y luego fue a decir a un programa que ya se le quitaron las ganas de ser alcaldesa, pues no puede sumar desde la presidencia para “cambiar” al municipio, pero la verdad es que no le gusta le digan sus verdades y salgan las cosas que hace mal a la luz.


Pero para que se alquila si no va a saber gobernar, y mucho menos sortear los señalamientos que se den en su contra.


Lorena García dijo también que ya no quiere estar en la política, por lo que al concluir su administración desaparecerá para volver a ser una mundana mortal; pero eso lo dice ahora, tal vez en un futuro cambie de opinión, como muchos otros que dijeron lo mismo.


Ni aguanta nada la alcaldesa de Tulancingo, y todavía le faltan dos años y nueve meses de gestión, en donde seguirán los señalamientos, críticas y observaciones a su trabajo como alcaldesa, y ni qué decir de los actos de corrupción que después salgan.


Pero en fin, esto fue lo que eligió la gente, personas no preparadas, sin la firme idea de trabajar por su municipio, con la ambición de poder y demás cosas que puedan hacer con su cargo, pero no siempre en pro de sus habitantes.


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