Sin justificación ni aval del consejo de salubridad el órgano electoral reanudó el proceso electoral, aunque que las actividades en torno a la organización electoral aún no han sido declaradas esenciales. Lo que hace a muchos actores de la política hidalguense pensar que hay algo raro, ya que es de sentido común poner por delante la salud de las personas.
Entonces es válido preguntarse por las garantías y seguridad sanitaria en torno a las elecciones y también por las responsabilidades si es que aumentan los contagios, las hospitalizaciones y muertes producto de la dispersión del virus.
Qué pasa si producto de la movilidad de las personas por las elecciones la dispersión del virus alcanza a las comunidades más pobres e indígenas del estado que al momento han tenido un impacto limitado de la pandemia; en verdad se podrán dar garantías a las personas obesas, hipertensas, diabéticas, adultas mayores que no corren riesgo. O eso será la responsabilidad de cada quien, entonces preparémonos para un bajo abstencionismo, compra de votos, manipulación de la gente por las llamadas “estructuras de operación política”, etc, etc, etc.
Qué pasa si pocos votan ese día, o no se constituyen muchas casillas. Será un fracaso de los pregoneros y defensores de los “profesionales de las elecciones”, quienes no habrán podido organizar una elección en tiempos de pandemia; y si aumenta la dispersión del virus producto de esto, más de alguien podrá reclamarles la responsabilidad. Esperemos que no sea algún familiar de un fallecido por algún brote o foco de contagio electoral, como tendremos que llamarle de ahora en adelante.
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