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El pueblo organizado y la lucha en las elecciones municipales

Antón Rojo

“El sufragio universal es, de esta suerte, el índice de la madurez de la clase obrera.”

Federico Engels


Algo inusitado está sucediendo en este proceso electoral para la elección de ayuntamientos en el estado de Hidalgo. Por primera vez el pueblo organizado ha destacado, promovido, y viene apoyando en algunos municipios, a genuinos representantes suyos para proyectarlos como sus futuros gobernantes.


Así tenemos a Rita López Soria en Tizayuca, a Juan Bautista Hernández en Yahualica, a Andrés Pérez Vázquez en Nopala, a Enrique Olguín Ávila en Alfajayucan, a Gustavo Vivanco Ostoa en Tlanchinol y como pieza fundamental de una pujante candidatura independiente en la capital, a Guadalupe Orona Urías que con diversos líderes sociales de Pachuca, destacados en las regidurías de esta formula electoral la han tornado competitiva, pujante y entusiasta, de mucha cercanía con la gente, a la que conocen y tratan desde hace mucho tiempo.


Representando a diferentes fórmulas e institutos políticos, pero teniendo todos ellos el común denominador de ser luchadores sociales experimentados, formados en la ardua labor de educar y organizar al pueblo pobre, formados y templados en la lucha consecuente y sin desmayo por las demandas populares, son respaldados amplia y entusiastamente por la ciudadanía de sus respectivos municipios.


Frente a este hecho absolutamente nuevo en Hidalgo, casi de inmediato se han desatado, con mayor o menor intensidad en algunos casos, las voces que hablan en diversos medios de comunicación, como bocas de ganso de los que se sienten dueños de la política estatal, a condenar el atrevimiento de estos líderes sociales para buscar la representación popular en sus municipios, calificándolos de “ávidos de ser políticos”, de “intromisión”, de “incursión”

(penetración en territorio enemigo) y otras lindezas por el estilo, tratando de desacreditar su trabajo. Y en efecto, a esos que han dominado desde siempre la escena política estatal se les hace una intromisión “en sus asuntos” (es decir, una intervención ilegal o inoportuna en asuntos ajenos), un desmesurado atrevimiento, que el pueblo organizado a través de sus representantes aspire a conquistar el poder en sus municipios. El poder y el derecho a gobernar, es sólo de ellos, así razonan estos prepotentes y abusivos señores.


Olvidan en primer lugar que tales aspiraciones son absolutamente legales y legitimas para cualquier ciudadano y por ello se encuentran consagradas como derechos irrenunciables por las leyes que nos rigen. Y en segundo lugar, dejan de ver que han sido precisamente sus malos gobiernos, su desatención y falta de soluciones quienes han empujado al pueblo organizado a una conclusión inevitable: si los actuales gobiernos, sean del color que sean, no sirven al pueblo, no lo atienden y mucho menos le resuelven y hasta lo reprimen, se impone la necesidad de sustituirlos por verdaderos gobiernos populares. No hay otra manera de romper el cerco con el que se pretende estrangular la lucha popular, más que peleando el poder a los de siempre.


Por eso ha sido una necesidad de los pueblos y no una “avidez de ser políticos” el lanzarse a la lucha organizada en el ámbito electoral. Y ha tenido que ser así, de manera organizada, porque el ciudadano suelto, aislado, no tiene peso político y por ello ha sido siempre victima del engaño y la traición, de ahí que mucha gente resulte decepcionada de todos los partidos y concluya que “todos son iguales” porque el ciudadano aislado es siempre el que pierde, aunque gane “su” candidato.


Esta lucha organizada es tanto mas necesaria en las condiciones que enfrenta el pueblo a nivel nacional y el hidalguense en particular, porque la política federal de la 4ª T, con la tijera desenvainada para recortar todo aquel gasto publico que no entre en el cálculo de sus conveniencias político-electorales, se ha cebado contra todo: recortando el gasto público en salud, en obras públicas, en educación, en apoyos al campo y los municipios en todo esto, serán las principales víctimas pues se verán y se ven ya desde ahorita, en una carencia extrema de recursos.


En estas condiciones, al frente de los municipios se necesitarán gestores tenaces, experimentados y decididos líderes sociales dispuestos a conducir a sus pueblos en la lucha nacional por un mas equitativo reparto de los fondos públicos y no agachones “administradores de la crisis” que a todo digan que si al “señor gobernador” o al “señor presidente” aun a costa de sacrificar a sus municipios. Por tanto, la alternativa para los pueblos no esta ni en el PRI ni en Morena y sus cómplices, artífices de todos estos atentados contra el pueblo pobre.


En el PRI no, por su larga trayectoria de falta de atención y soluciones, dictada desde las altas esferas del gobierno estatal y llevada a cabo a sangre y fuego con amenazas y represión. En Morena y sus cómplices tampoco, porque han sido los artífices de las grandes crisis que vive nuestro país: la económica que ya se venía agudizando peligrosamente desde antes de la pandemia con cero crecimiento económico, desempleo y violencia y la de salud que ha dejado una estela de desolación en el país con cerca de 85 mil muertos que pudieron haberse evitado. Es pues el momento que los pueblos tomen un rumbo diferente, de organización y conciencia para lograr buenos gobiernos populares. Y en ese camino están los municipios mencionados: los pueblos se están movilizando y organizándose para impulsar su propia alternativa electoral confiando en sus dirigentes.


De eso saldrá madurez y mas conciencia entre las masas trabajadoras y humildes y también, seguros estamos, como cosecha valiosa, líderes mas capaces que hoy encabezan estas batallas y mañana junto a todos sus hermanos mexicanos estarán preparados para la construcción de una patria mejor para todos. ¡Salud, respeto y reconocimiento a esos luchadores sociales y a sus incansables y esforzados equipos de trabajo, la victoria nos aguarda, porque vamos en el sentido de la historia y estamos condenados a tenerla tarde o temprano!


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