Esta semana dio inicio el periodo de campaña para la elección extraordinario en Cuautepec y mientras los candidatos buscan atraer el mayor número de votos a su favor, el instituto electoral local y nacional buscan incentivar la participación de los ciudadanos.
Y es que están luchando contra lo corriente, porque hay temor de que vuelvan a ocurrir los hechos del pasado 2 de junio, cuando con lujo de violencia se llevaron y quemaron algunas urnas después del cierre de casillas.
El INE ha informado que los vecinos de Cuautepec ya no quieren ser funcionarios de casilla, padres de familia no quieren que se instalen las casillas en los planteles por temor a que sean vandalizados y los niños se queden sin clases por un buen rato, la participación ciudadana para el 1 de diciembre, día de la elección, se prevé sea mínima.
En fin, hay incertidumbre en el desarrollo del actual proceso electoral extraordinario, y lo peor es que el nuevo alcalde ganará con un número menor del que se obtuvo en el proceso inmediato anterior.
Es decir, que si con los pocos votos que se pudieron rescatar el ganador obtuvo 6 mil, ahora dudo que se acerque a esa cifra.
Uno no quiere ser ave de mal agüero, pero las autoridades ni el secretario de seguridad pública estatal garantizan que todo transcurra en paz y calma.
Los representantes de partidos firmaron un acuerdo de civilidad, pero eso tampoco es garantía de que todo vaya a transcurrir en paz, porque las ganas de ganar a como dé lugar, están, y eso implica el contratar a personas armadas para que amedrenten y asusten a la población o quemen urnas.
Los partidos no son de palabra, son rencorosos, ambiciosos y que no les importe pasar por quién sea para lograr lo que quieren, empezando por Morena y el PRI, que son los que en más dimes y diretes andan.
Ojalá el secretario de Gobierno y el de seguridad pública se pongan ya las pilas y hagan sentir seguros a los habitantes r Cuautepec, para que el día de la elección salgan sin miedo a votar y legitimen al ganador, que seguramente va a ser el que no quiero.
Y hablando de no querer, fueron acertadas las declaraciones del auditor del estado, quien renegó que las autoridades electorales le den cabida como candidatos a exfuncionarios que en sus anteriores encargos dejaron sin comprobar el destino de recursos públicos.
Tal es el caso de Jorge Hernández Araus, quien como presidente de la junta de gobierno del Congreso del estado ,no ha justificado más de 4 millones de pesos de presuntas obras pagadas pero no ejecutadas.
El morenista con la mano en la cintura deja un cargo para irse a otro sin haber acabado bien el que dejó, pero eso sí, en campaña habla de no mentir, no robar y no traicionar, cuando la realidad es que no conoce esas palabras.
Pero qué le vamos a hacer, si Morena está infestada de personas sin palabras, doble cara, doble moral, arrastrados y demás.
De los seis candidatos, como en cada elección, no hay ni a quién irle, pero que gane el que suelte más dinero… digo, que gane el mejor.
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